“El Mandala nos permite conectar con algo profundo, el anhelo del alma. Y me encanta poder pensar sin límites”
El Mandala es un ejercicio que me ayudó mucho a conectar conmigo misma en un momento en que intuía que tenía que hacer un cambio radical en mi vida. Tras las sesiones de coaching que tuve con una ex compañera y amiga, Jane Rodríguez, decidí lanzarme a un cambio personal y profesional. Elle me regaló este ejercicio. Tengo que reconocer que con este ejercicio me han pasado cosas muy bonitas y, por esto, le tengo tanto cariño.
Hice el ejercicio por primera vez en una cartulina morada, la enrollé y me olvidé de ella. Cuatro años después, volví a encontrarla en el fondo de una estantería. Cuando la abrí, me di cuenta de que todo lo que había escrito se había cumplido. Tardé varios minutos en salir de mi asombro. En estos cuatro años había cambiado totalmente mi vida y desde el primer momento “sabía” lo que había que hacer: lo había escrito. Aun así, dudé “lo que no está escrito” en el proceso, muchas veces, pensando que no iba a poder, que si este camino era una locura o que no tenía sentido. Estas dudas me consumieron mucha energía… cuando, en el fondo, en mi fuero interno tenía claro el camino.
Desde entonces, vuelvo a hacer un Mandala cada vez que cambiamos de año o que siento que hay un cambio necesario en mi vida. En diciembre o enero, lo suelo volver a hacer, incluso lo hacía con mi hija mayor y mi pareja el 31 de diciembre.
En dos ocasiones, regalé este ejercicio a dos alumnas mías y de un día para otro, en un caso, literalmente, se cumplieron partes de su vida ideal.
Desde entonces también, veo el Mandala como algo mágico. Creo que nos permite conectar con algo profundo, el anhelo del alma. Y me encanta poder pensar sin límites. También me parecen esenciales otras palabras que cobran sentido hoy, en plena cuarentena, saber cuáles son las cosas que nos nutren y las que nos frenan. Así que aquí lo dejo, esperando que pase algo mágico en tu vida. Por supuesto que, cuando empezó la cuarentena, saqué una cartulina, hice el Mandala y esta vez, la colgué en mi despacho.